Entonces… le dije. Creo, que recuperando cierto poder en
mi mirada, para mostrarle que su triunfo era enfermizo, apenas momentáneo.
Infecundo. Me saludo, y se fue pero sin volver su mirada hacía mí, estaba
disconforme en algo, entonces entendí que efectivamente su triunfo no era
total. Quizás habría percibido que estaba dispuesto a dar pelea, y llevar su
derrota a duplicarse. Estoy triste pero me siento entero. A todas las personas
les hace muy bien sentirse de un lado, sobre todo si es el que les corresponde,
pero por pudor o inseguridad, muchas veces eligen los lugares medios, allí
donde comienza el declive de no saber bien quiénes son y estar endebles para
enfrentar aquello que a todo hombre lo
preocupa cada vez más, el envejecimiento y la muerte, a estas gravedades es
mejor observarlas desde cierta firmeza del alma y habiendo logrado cierto afecto por
sí mismo y entonces el hombre comienza una tristeza digna para ser cada vez mas
él mismo hasta el final.
jueves, 19 de diciembre de 2013
sábado, 14 de diciembre de 2013
Dioses negros (última novela editada)
Esta novela me ha costado mucho. creo que al final lo logré. Comienza con un drama sobre un asesinato en defensa propia y continua con la relación quebrada de un padre con su hijo, para al fin poner a los distintos dioses por los que atraviesa una mente y una sociedad, porque es Dios también un diálogo que se tiene con uno mismo y eso hace a varios Dioses... incluidos los Dioses negros. Creo que es también una obra espiritual. He tenido distintas criticas y bueno... hubo de todo... Saludos y mis respetos a todos.
Gabriel Dancygier
párrafo de " El escritor y la mujer francesa"
2:05
¿Por qué nos dicen que disfrutemos?
Fueron
tres horas de alegría hasta que la realidad se impuso que con todo su rigor, esa
de la que solo pueden escapar los muy sueltos de ideas y que viven
acostumbrándose a una libertad que los
hace radiantes mientras su alma se oscurece de indignidad. La búsqueda de
fruición a cualquier precio, el indómito placer. Es la pócima del depredador
que llena de saliva sus más bajos instintos, para que sea lo que sea. Es el
argumento de la mueca sin palabras, porque nunca justifican, sonríen estúpida y
criminalmente, en el terreno de los
escépticos, cuando descienden en ese espiral vertiginoso con la piel de quién
se lleven por delante, a la vida de las tinieblas y de los placeres furtivos, porque decidieron que la moral y la educación
no les sirvieron para nada…es, al fin de cuentas el resentimiento alegre. Hace tan mal vivir poco como hacerlo
demasiado. Uno es el desperdicio y el otro la imprudencia, la voracidad
egoísta. Yo no viví una gran vida pero
siempre veía en el espejo a un ser, observaba mi nariz rojiza e hinchada, mi incipiente
papada, mis ojos calmos y tristes, tanteaba mi erección dubitativa pero… ese
era yo. ¿Pero porque estoy escribiendo todo esto? Creo que conozco… lo que
explica de mí – o de mi historia de
amor- este furioso párrafo. Habla sobre
Jacqueline. Sobre mí y Jacqueline. Creo que es una dura réplica contra mí. Me
falta esa feroz ceguera para instalarme en el territorio, el lugar que se
pretende, el lugar de los placeres y de la conquista, nunca conseguí que los
pensamientos se deslicen para ser rápido acción, para poner soberbiamente mi cara ahí, olfateando y agazapado para preparar la tenaz mordedura. Aunque
conociendo los acontecimientos completos… no, no fue nada sencillo.
jueves, 12 de diciembre de 2013
Novela los culpables. Un hombre maduro con una jovencita
Recuerdo
la vez que cenamos los tres juntos y se crean nuevas ideas, ahora a las tres de
la mañana. La madre hace lo que puede cuando le toca estar en el agrio lugar
filicida. Y maneja entre quiebre y quiebre de la postura, la actuación, eso que
reniega a sacarse de encima. La conducta indebida, que a su pesar y
conocimiento la sigue deformando, aquello que queda cerca de la maldad. Pero no
desiste a abandonar aquel ego deficitario, y sigue siendo en detrimento de su
hija. La malicia es igual de irritante se la comprenda o no. En los semitonos
de su voz se distingue una culpa, una oscuridad, que sale a través de un envión descarnado, y
luego se diluye en una tristeza inmediata y parece derretirse en la nada, pero
aun así no deseo apiadarme de ella.
¿Qué
rol cumple Ingrid frente a su madre? No es tan claro, pero era en cualquier
caso su vasallo. Y si bien me desagradan los subordinados psíquicos; su edad,
la maternidad aplastante, me sumen en una pena de amor, para luego ser furia
abrumadora y luego venganza calma.
Las veces que me ahogo
en estos encierros mentales me
retuerzo al reconocer cómo se debe oscurecer el alma quebradiza de mi niña. Ahí,
siento su edad.
jueves, 5 de diciembre de 2013
Novelas Los culpables: Ligero fragmento. define la vision de una mujer amada y dormida.
Puede
que el sol que abriendo el día, creando en el verano la cordialidad de las
mañanas, sencillas de empezar, me
inducía a que observe meticulosamente el rostro dormido de Ingrid
acomodando la sábana que cubría la mitad de su cuerpo encogido, para crear así,
distintas imágenes de lo mismo. Ligeras modificaciones en una mujer amada
multiplican las facetas del amor. En mi interior, dispongo de la imagen de su
rostro infinidad de veces y son distintas unas de otras, son gestos de Ingrid que abren mi amor o a veces
refuerzan morbosamente mi obsesión, porque no es del todo bueno contar con
tantas maneras de pensar en alguien. En cambio, las imágenes de otras personas
que no son más que afines se
definen como conceptos hasta que se
diluyen y dejan de ser. Salvo el rostro de la tía, de quien recuerdo olores que
acompañan la sonrisa que procedía a cualquiera de mis felicidades y luego la
acompañaban con un leve fruncido de los labios emocionados, cuando caminaba con
su tan querible rodete. Besé a Ingrid suavemente en la frente y sentí un
desprendimiento triste cuando salí de casa para ir a visitar a Paulo y su
esposa, que habían regresado de su viaje.
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)