domingo, 3 de noviembre de 2013
Párrafo sobre el amor y la timidez, El miedo. "El escritor y la mujer francesa"
También
había pensado en la lluvia cuando
reposaba junto al cuerpo dormido de Jacqueline, una de esas pocas noches, en la
refulgente penumbra que se movía con los azares de los colores exteriores, de
los semáforos, de los neones, en que la
noche era para mí un inmenso mundo que casi no merecía. Imaginaba que llovía en
ese silencio que me envolvía por primera vez sin sentirme solo cerca de una mujer, y me resistía a dormir porque
los pensamientos eran cada vez mejores, era el primer amor o siempre los amores
son inéditos. Cuando uno lo descubre siente que lo conoce de toda la vida, la
naturalidad de lo bello... Tanto tiempo me
acostumbre a sentir que no merezco la
felicidad o nunca lo pensé lo suficiente, por eso aquellas felices sensaciones
en mi cuerpo, en el aire quieto de nuestros reposos, me resultaban un hermoso
mundo que a veces no era mío. Los frágiles merecimientos de los cobardes. No,
no debo ser tan duro, siempre luche contra mis miedos, y esa noche después de
todo estaba allí con ella. Todo el
tiempo, hasta que me quede dormido, intentaba descubrir dónde estaba la mentira de
todo aquello, pero no… efectivamente era así, a la semana de regresar a Buenos
Aires llegaron los primeros correos electrónicos de Jacqueline. Esas
palabras…podían ser almibaradas,
juveniles, pero no mentían, y eran tan
bellas... Descubrí que el amor solo se crea a base de exageraciones porque la unión entre las personas no es tan firme al
principio, y la exacerbación de lo que se siente crea el ciclo donde el otro se
atreve a más, y así con el uso de las palabras y de las miradas y de los
cuerpos las personas se predisponen o al menos asumen con confianza el gran
riesgo que todavía no ven, porque cualquier asunto que sea muy importante para
una persona puede ser también su perdición.
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